En el mundo cristiano hay contadas ciudades jubilares. Lugares donde puede ganarse un jubileo, una indulgencia plenaria concedida por el Papa si se cumplen determinados requisitos en ciertos momentos y lugares. Las ciudades jubilares están ligadas a la devoción de reliquias e imágenes muy veneradas. Hay siete lugares que cuentan con año jubilar y la mayor parte de ellos, cinco, se encuentran en España, poniendo de manifiesto la importancia que en nuestro país se ha dado a las imágenes religiosas y la reliquias, así como a su carácter taumatúrgico. Ciudades jubilares son Roma y Jerusalén por razones que no necesitan de mayores explicaciones, una es la cabecera de la Iglesia católica y en la otra se encuentra el Santo Sepulcro. Las demás están en España: Santiago de Compostela, Liébana (Cantabria) Caravaca (Murcia), Urda (Toledo) y Valencia. Todas ellas han atraído a fieles y peregrinos desde hace siglos.

En Santiago en Compostela está la tumba del apóstol Santiago, aunque Unamuno, entre otros, sostenía que era la del hereje Prisciliano. Es año jubilar, denominado Jacobeo, aquel en que el 25 de julio, festividad del apóstol Santiago, coincide con domingo. Se celebra desde 1126 por concesión del papa Calixto II, siendo arzobispo de aquella archidiócesis, Diego Gelmírez.

El lignum crucis  que se conserva en el monasterio de Santo Toribio, en Liébana, es otra venerada reliquia que dio lugar al Año Santo Lebaniego, como lo es 2017. Se celebra desde 1512 cuando el 16 de abril, festividad de Santo Toribio, es domingo. El privilegio fue concedido por el papa Julio II, impulsando la peregrinación a dicho monasterio adonde ya en la Edad Media acudían numerosos peregrinos de los que hacían el camino de Santiago por la primitiva vía, la que discurría próxima a la cornisa cantábrica y pasaba por la cercana localidad de San Vicente de la Barquera. Cuando más tarde se estableció como vía principal el llamado camino francés, muchos peregrinos siguieron desviándose hasta Liébana.

Los otros lugares de peregrinación que tienen año jubilar son mucho más recientes. El de Urda (Toledo) tiene como centro devocional la imagen del Cristo de la Vera-Cruz de dicha localidad. Fue concedido mediante una bula de Juan Pablo II y se celebra a partir de 1994 en aquellos años en que el 29 de septiembre, festividad de San Miguel, es domingo. El año jubilar de Caravaca, donde se venera la llamada Cruz de Caravaca, relicario que guarda un lignum crucis que, según la tradición, llegó hasta Caravaca cuando la población estaba bajo dominio musulmán, transportada por dos ángeles; durante algunas décadas estuvo asociada a los templarios, orden a la que se encomendó la defensa de aquella zona cuando pasó a dominio cristiano en el siglo XIII. La reliquia desapareció al ser robada en 1934 durante la II República, pero en 1945 Pío XII otorgó una nueva astilla del lignum crucis. El año jubilar fue concedido por Juan Pablo II en 1998 y se celebra cada siete años. Como en Liébana, el 2017 es año jubilar en Caravaca El más reciente de todos es el año jubilar de Valencia y su centro es el Grial que se venera en su catedral y que Roma considera el verdadero cáliz de la Última Cena entre los muchos que se disputan esa condición. Fue instituido en 2015, bajo el pontificado de Francisco, y se celebra cada cinco años.

En esa relación de siete lugares cinco son localidades españolas, lo que significa que esto de los años jubilares tiene mucho predicamento en nuestro país.

(Publicada en ABC Córdoba el 27 de mayo de 2017 en esta dirección)

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