No es la primera vez, me temo que no será la última, que dedico esta columna para referirme a la que, hace mucho tiempo, se bautizó como Autovía del Olivar. El nombre es bonito, llamativo y responde a la imagen por la que se concibió el trazado. Los manchegos bautizaron una autovía, que atraviesa la región de este a oeste, como de los Viñedos. En ambos casos la razón es la misma. El paisaje que recorre se abre paso entre extensos olivares o numerosos viñedos. Ambas son infraestructuras autonómicas que no forman parte de la denominada Red de Carreteras del Estado. Ambas vertebran el territorio autonómico. Pero entre ambas hay una diferencia fundamental. Mientras que la de los Viñedos lleva en funcionamiento bastantes años y permite ir con seguridad, comodidad y rapidez de Mora, a Consuegra, a Madridejos, a Alcázar de San Juan, a Tomelloso…  la del Olivar en lo que se refiere al tramo que discurre por las tierras del sur de Córdoba sólo tiene construido un tramo, de unos diez kilómetros que son los que discurren entra Cabra y Lucena. En las décadas de gobierno socialista en Andalucía nunca encontraron el momento propicio para hacer realidad una necesidad que es urgente. No hay más que viajar por la carretera A-340 entre Doña Mencía y Cabra o entre Lucena y Puente Genil para comprobar la intensidad del tráfico que soporta, tanto de vehículos pesados como ligeros.

La Autovía del Olivar fue concebida como infraestructura de comunicación rápida que conectase las importantes poblaciones del eje que, al norte de la Subbética, queda alejado del valle del Guadalquivir por donde discurre la A-4. Su recorrido está concebido desde Úbeda, en la provincia de Jaén, hasta Estepa, en la de Sevilla. Por la parte jiennense llega hasta Martos, luego desaparece hasta el mencionado tramo que lleva de Cabra a Lucena.

Durante años se fue anunciando la redacción de proyectos de los tramos no ejecutados. Se emitieron, o al menos eso se decía, informes medioambientales. Se modificaban itinerarios para que el trazado definitivo fuera el más adecuado. Se barajaron diversas fórmulas, incluidas las de colaboración pública y privada para la ejecución de las obras. Ha pasado por la consejería de obras Públicas una larga nómina de titulares que siempre prometían la inminente puesta en marcha de las obras de los tramos no ejecutados. Nunca se hicieron realidad esas promesas, que era muy frecuente en la forma de gestionar de los socialistas.

Con el nuevo gobierno de Populares y Ciudadanos en la Junta de Andalucía  ha llegado el borrador de presupuestos y aparece una nueva promesa: la de licitar en 2020 la redacción del proyecto de obra de dos tramos: Lucena-enlace de las Navas del Selpillar y Doña Mencía-Cabra. Pero no sabemos la cantidad de recursos que se destinarán a la redacción de esos proyectos que, según decían otros consejeros y consejeras-que también las hubo- del ramo ya estaba en trámite de adjudicación. Parece que ahora hay que empezar de nuevo por la licitación del proyecto. Con los mimbres que atisbamos para construir el cesto, todo apunta a que se terminará la legislatura y las máquinas que han de remover ingentes cantidades de tierra en fincas que han de expropiarse no estarán en los términos municipales señalados.

¡Ojala me equivoque!

(Publicada en ABC Córdoba el 19 de octubre de 2019 en esta dirección)

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