En la historiografía española pesa mucho la pérdida de Gibraltar, ocupada por el almirante inglés Rooke en 1704 y asediada tres veces en el siglo XVIII sin éxito;  o la batalla de Trafalgar (1805) donde la flota mandada por Nelson y Collingwood derrotó a la escuadra franco-española, en buena medida por la ineptitud mostrada por el francés Villeneuve, a cuyo mando supremo se encontraban los barcos. Esos dos acontecimientos navales enmarcan el siglo XVIII y, como decimos, su peso es tal que nos ha llevado a ignorar en la práctica que a lo largo de esa centuria los enfrentamientos navales entre españoles y británicos fueron numerosos y que fueron muchas las ocasiones -más de las que pensamos- en las que los orgullosos ingleses salieron malparados.

Así, por ejemplo, durante más de dos siglos y medio la derrota que Blas de Lezo infligió a la flota británica mandada por de Vernon ante los muros de Cartagena de Indias (1741) ha sido poco menos que ignorada. Tampoco se ha valorado el bloqueo naval realizado por Bernardo de Gálvez en la desembocadura del Misisipi, aislando a las guarniciones inglesas instaladas a lo largo del curso de ese río, durante la guerra que libraron los ingleses en sus colonias de América y que dieron lugar al nacimiento de los Estados Unidos. Tampoco la subsiguiente batalla de Pensacola que llevó a la conquista de la Florida por el mencionado Gálvez. No se ha prestado atención al apresamiento de un importante convoy británico por el almirante Luis de Córdova en el transcurso de aquella guerra al otro lado del Atlántico y cuya importancia queda señalada por el hecho de que hizo tambalearse a la bolsa de Londres.

Mientras que en Gran Bretaña han ensalzado sus victorias -convirtiendo a Gibraltar en un símbolo de su imperio, dedicando a Trafalgar una de las más importantes plazas de Londres donde se alza la monumental columna dedicada a la figura figura de Nelson, considerado uno de sus grandes héroes nacionales, en España apenas se ha echado cuenta a Blas de Lezo, a Bernardo de Gálvez o a Luis de Córdova.

Son dos formas diferentes de recordar el pasado que en cualquier país está lleno de luces y de sombras, de momentos brillantes y de otros que no lo son.  Los ingleses han procurado a lo largo del tiempo ocultar sus derrotas -lo hicieron con el desastre que sufrieron en Cartagena de Indias- o sus desmanes coloniales que han sido muchos y muy graves, y ensalzar sus victorias, llegando incluso al falseamiento de los hechos como ocurrió con el fracaso de las Gran Armada de Felipe II cuando trató de invadir aquel país, apuntándoselo como una gran victoria de su flota. Por el contrario, los españoles hemos sido más proclives a rememorar los acontecimientos que significaron fracasos, derrotas o se vivieron situaciones difíciles, al tiempo que hemos olvidado, cuando no menospreciado, a algunos de nuestros más ilustres antepasados. Buena prueba de ellos es que mientras los restos mortales de Horacio Nelson descansan en la catedral de san Pablo o los del derrotado Vernon en la abadía de Westminster, los de Blas de Lezo fueron a parar a una fosa común en Cartagena de Indias, pocos meses después de que hubiera obtenido su gran victoria sobre los ingleses.

Españoles y británicos tenemos dos formas diametralmente opuestas de acercarnos al pasado. Va siendo hora de que en España se mantenga una actitud diferente.

(Publicada en ABC Córdoba el 22 de abril de 2017 en esta dirección)

One Response to DOS FORMAS DE CONTAR LA HISTORIA | JoséCalvoPoyato
  1. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices de nosotros los españoles , que poco nos valoramos , es como si tuviéramos una autoestima baja colectiva , llegamos a América los primeros , y parece que fueron los ingleses los que lo hicieron , tenemos al escritor más universal “” Miguel de cervantes “” pintores mundialmente reconocidos , como “” Picasso “” y así podíamos continuar con muchos españoles ilustres, que siempre han sido fuera más valorados que en su patria , toda nuestra valía la castigamos con la indiferencia que nos caracteriza , fuera se nos reconoce por los toros, el flamenco, y la corrupción de los últimos tiempos , pero no hay que culpar a nadie por lo poco que este país se valora , si nosotros no lo hacemos , no lo van hacer los demás


[arriba]
Deje un comentario