No fueron contemporáneos. Cuando Blas de Lezo murió, en 1741, aún faltaban algunos años para que naciera Horacio Nelson. Pero son dos marinos cuya carrera discurrió básicamente en el siglo XVIII, aunque estrictamente el gran éxito del marino inglés se produjera en 1805, apenas iniciado el siglo XIX, frente al cabo de Trafalgar. El siglo XVIII fue el de la consolidación de Gran Bretaña como gran potencia, al tiempo que el declive del imperio hispánico; aunque se sostuvo con mucha dignidad a los largo de dicha centuria, había iniciado su declive. Esa imagen global ha hecho que muchas otras perspectivas hayan quedado sepultadas, a lo que habría que añadir la defensa a ultranza que los británicos hacen de su pasado, mientras que los españoles lo contemplan de forma muy diferente. Eso explicaría que la fama de Nelson como gran héroe haya traspasado el tiempo y las fronteras -su colosal monumento en Trafalgar Square ha sido todo un referente para quienes visitan Londres-, mientras que Blas de Lezo ha estado -sigue estándolo en gran medida- uno de los grandes olvidados de la Historia.

Sin embargo, si revisamos las respectivas hojas de servicio de Horacio Nelson y de Blas de Lezo no hay color. Mientras el marino español, natural de Pasajes jamás perdió un combate, pese a que en alguna ocasión luchaba en una manifiesta inferioridad de condiciones, como cuando apresó al Stanhope, un navío de línea inglés, armado con setenta cañones siendo comandante de la Valeur una fragata francesa, durante la guerra de Sucesión. A lo largo de ese conflicto sus acciones se cuentan por victorias. Por ejemplo, derrotó a una escuadra inglesa formada por once navíos, capturando a seis de ellos. En el transcurso de dicha guerra perdió una pierna en Vélez Málaga, un ojo en Tolón y un brazo en el puerto de Barcelona. Firmada la paz de Utrecht, intervino en numerosas acciones en aguas del Mediterráneo -ocupación de Génova para obligar a pagar a los genoveses la importante suma que debían a la corona española, o conquistó Orán y también Mazalquivir- y en aguas del Pacífico, causando un serio quebranto a los piratas que navegaban por el. Muchos años después, también al otro lado del Atlántico infligirá a los británicos la más dura derrota naval de su historia frente a los muros de Cartagena de Indias (1741)

Frente a la imbatibilidad de Blas de Lezo, Horacio Nelson sufrió más de una derrota, alguna supuso un verdadero desastre. Fracasó en 1779 en el ataque inglés a la nicaragüense costa de los Mosquitos y un año más tarde, también fracasaba al intentar apoderase del castillo de la Inmaculada en aquella misma costa. En 1797 sufrió un serio revés en su pretensión de conquistar para Gran Bretaña las islas Canarias. Su intento de apoderarse de Santa Cruz de Tenerife -defendida por el general Gutiérrez de Otero-, al mando de una flota compuesta por cuatro navíos de línea y cuatro fragatas, se saldó con un completo fracaso. En 1801 no logró su intento de destruir una flotilla francesa que se encontraba en el puerto de Boulogne-sur-Mer, en la costa de Calais. Su gran victoria en Trafalgar lo convirtió en un héroe invencible.

Mientras que los británicos han ensalzado a Nelson como un héroe invencible, el silencio y el olvido cayó, inmerecidamente, sobre Blas de Lezo y Olavarrieta; si bien, la armada española siempre denominó a uno de sus barcos con el nombre del gran marino español.

(Publicada en ABC Córdoba el 3 de mayo de 2017 en esta dirección)

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