El año 1519 estuvo preñado de grandes acontecimientos históricos, de los que dejan huella en los manuales de historia. Acontecimientos que tienen poco que ver con aquellos a los que se refería Pablo Iglesias, de Unidas Podemos, cada vez que, haciendo gala de un ego incontrolado, hacía alguna cosilla a la que no dudaba de calificar de histórica. A lo que nos referimos es a acontecimientos que han quedado marcados en los libros de historia con letras mayúsculas, aunque por estos lares se está muy lejos de darle la importancia que merece su recuerdo en una fecha tan emblemática como es que se cumplan quinientos años de lo acontecido, que no es poca cosa.

En estos días el rey Felipe VI ha estado en Panamá en el acto de investidura del nuevo presidente de aquel país. La ciudad de Panamá conmemora los quinientos años de su fundación por Pedro Arias de Ávila, conocido como Pedrarias Dávila, curioso personaje que ejerció la gobernación de lo que entonces se denominaba como Castilla del Oro, en lo que era Tierra Firme. Pedrarias mandó ejecutar, entre otros, a Vasco Núñez de Balboa, descubridor del océano Pacífico y a Francisco Hernández de Córdoba, el conquistador de Nicaragua y fundador de algunas de sus principales ciudades.

A principios, en el mes de enero, de aquel año de 1519 fallecía Maximiliano de Habsburgo, el abuelo paterno de nuestro Carlos I. Su muerte abría la puerta a la sucesión imperial a la que aspiraba su nieto en competencia con los reyes de Francia e Inglaterra. Nuestro rey acabaría convirtiéndose en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el nombre de Carlos V, provocando la confusión en los escolares. Ahora los hijos de la LOGSE, ya no zozobran a cuenta de la mencionada confusión, ya no existe la duda que suele acompañar al aprendizaje. También en aquel año de 1519 un tal Hernán Cortés iniciaba la conquista del imperio de los aztecas, que acabaría siendo el corazón del que sería conocido en los siglos siguientes como virreinato de Nueva España. Ese acontecimiento ha llevado al presidente del país que hoy ocupa el territorio de aquel imperio, López Obrador, al que se le acumulan los problemas dentro de sus fronteras, ha soltar la astracanada de que el rey de España tiene que pedir perdón por la gesta que protagonizó Hernán Cortés con el aplauso por estas latitudes de algún que otro indocumentado. Entre otras cosas porque Cortés pudo llevar a cabo su empresa  con la ayuda de otros pueblos de lo que hoy es Méjico que estaban sojuzgados por los aztecas y vieron en los españoles, con los que colaboraron, unos libertadores que acabaron con los rituales de los sacerdotes aztecas que ofrecían víctimas humanas a sus dioses, a las que abrían en canal y les arrancaban el corazón cuando todavía estaba palpitando. Ese Hernán Cortés, al que algunos tachan de genocida, sería uno de los grandes hombres a quienes la humanidad habría de rendir tributo, por poner fin a tal crueldad…si fuera inglés.

Se me queda en el tintero, porque se me acaba el espacio, el referirme a que el 10 de agosto de aquel 1519 una flota de cinco barcos partía de Sevilla, al mando de Fernando de Magallanes y protagonizaban una de las grandes gestas de la humanidad. Un acontecimiento capital que hemos de dejar para otro día.

(Publicada en ABC Córdoba el 6 de julio de 2019 en esta dirección)

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