El uso de la escritura como un código de signos con un significado se considera el origen de la historia. Se ha establecido que comienza a partir de ese momento en que se pueden leerse textos que permiten acercarnos a través de ellos al conocimiento, que puede llegar por otras vías, aunque sea parcial, fragmentario y escaso. Imaginemos por un momento lo que significaba en aquellas sociedades la aparición de la escritura, cosa que ocurrió en los valles del Éufrates y del Tigris o del Nilo. Su conocimiento lo poseían unos pocos iniciados, posiblemente los sacerdotes que controlaban los templos, mientras que para los demás era algo ignoto.

Un arcano indescifrable como, de hecho, lo fue durante mucho tiempo la escritura cuneiforme de los mesopotámicos y la jeroglífica de los egipcios.

La escritura y descifrarla, pues eso es leer, fue durante siglos patrimonio de una minoría, mientras la masa de la población era iletrada, analfabeta, incapaz de identificar aquellos signos, muy simplificados, con los alfabetos y abecedarios mediterráneos de griegos y fenicios.

En la Edad Media se utilizaron las imágenes para transmitir mensajes, ante los elevados niveles de analfabetismo. Los tenemos en los capiteles de las columnas y en las pinturas murales de claustros y templos. Esas imágenes permitían a los fieles conocer algo a lo que no podían acceder a través de los textos. El analfabetismo, hasta muy avanzado el siglo XIX, fue una realidad para la mayor parte de la población.

Estamos en un momento de transformación del leguaje que para quienes no lo dominamos resulta algo ignoto. Se ha convertido en esa especie de arcano al que nos referíamos antes. Ocurre, por una parte, con el llamado leguaje digital y, por otra parte, con la utilización, cada vez más extendida de las siglas. En el caso del lenguaje digital expresiones email, pen, puerto, usb, whatsapp -vulgo wasap- en parte debido al uso de palabras inglesas- requieren de un cierto conocimiento. Lean la expresión: «llevo los emails en el pen y podrá descargarlos si tiene un puerto con conexión usb; si no, mira el whatsapp que te he puesto».

Los llamados inmigrantes, es decir todos los que tenemos cierta edad cuando se ha impuesto la era digital, hemos tenido que incorporarnos a un mundo desconocido y del que la mayoría seguimos siendo ignorantes, somos los llamados analfabetos digitales. Lo de las siglas, que se ha impuesto en muchos ámbitos, tiene también tintes de lenguaje esotérico, válido sólo para iniciados. Piensen por un momento en el mundo deportivo donde son habituales RFEF, Liga BBVA, R7, UEFA, FIFA y se podría construir una frase como RFEF considera que R7 puede jugar en la BBVA con la aprobación de la UEFA, siempre que no entorpezca los planes de la FIFA.

En términos cordobeses podríamos señalar que «El Imibic, en colaboración con el C3A, ha adquirido una parcela en el PCT Rabanales 21. Se encargará a FCC realizar los trabajos de acondicionamiento, según señala el PGOU». Sólo los iniciados, como en Egipto o Mesopotamia respecto a la escritura jeroglífica y cuneiforme, están en condiciones de desentrañar esos textos plagados de siglas, sólo dominadas por quienes están vinculados a esas parcelas de conocimiento, pero que suponen un problema para personas, que saben leer, pero no son avezadas en cuestiones referidas a esos textos. ¡Qué futuro!

(Publicada en ABC Córdoba el viernes 11 de febrero de 2022 en esta dirección)

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