La moción de censura presentada por Vox, con don Ramón Tamames como candidato a la presidencia del Gobierno, ha sido considerada por algunos una especie de esperpento. También se ha repetido hasta la saciedad que la iniciativa de Vox era un balón de oxígeno para el gobierno de Sánchez cuyo único objetivo es mantenerse a todo trance en el poder.

Dos son las razones fundamentales para ello. En el caso de los podemitas porque no tienen adónde ir ni Ione Belarra ni Irene Montero -Alberto Garzón, muy cuco, está desaparecido desde hace meses, aunque antes no había hecho gran cosa, aparte de meter la pata en varias ocasiones- y Yolanda Díaz va lo suyo, que es Sumar, aunque ni ella misma parece tener claro qué es eso, porque hasta ahora no ha parado de decir lo que no es, pero poco o nada acerca de los que es.

La progresía se refiere a ella como la líder de la izquierda a la izquierda del PSOE, que es la forma utilizada para no referirse cuando se habla de Podemos y otras confluencias como la extrema izquierda, cuando no tienen empacho en referirse a Vox como extrema derecha y en ningún momento como el partido a la derecha de la derecha del PP.

En el caso de Sánchez, porque un sujeto tan pagado de sí mismo no se perdería por nada del mundo ser presidente de la Unión Europea. Eso será algo que nos repetirán machaconamente, como si fuera un merito sanchista, cuando es, simplemente, el turno que le corresponde a España cada ocho años y medio, según un orden rotatorio establecido para la presidencia en la Unión Europea.

El gran fracaso del PSOE ha sido que el PP se haya abstenido de entrar en el juego de esta moción de censura esperpéntica. A Sánchez y los suyos les habría encantado que los populares la apoyaran para lanzarse a un ataque frontal señalando que son lo mismo que Vox -algo que Sánchez no se ha abstenido de decir- o que se hubieran posicionado en contra para ampliar la separación de ambos partidos porque saben que, si en los procesos electorales que tenemos en el horizonte, si la suma de PP y Vox da mayoría, los pies le huelen a camino.

Señalan como condenable y detestable esa alianza política, mientras han considerado válida su alianza con Bildu -los herederos políticos de ETA- o con los independentistas catalanes de Esquerra Republicana, a los que Sánchez indultó, después de afirmar que, si era presidente del gobierno, jamás lo haría, como jamás llegaría a acuerdos de gobierno con Podemos porque padecería de insomnio. Además, hoy el delito de sedición por el que fueron condenados los golpistas catalanes es sólo lo que ha denominado como desórdenes públicos.

Feijóo ni ha aparecido por el Congreso de los Diputados, dejando claro que la moción de censura no es algo que le resulte importante. Hay quien señala que se ha equivocado al tomar esa decisión. Sin embargo, es posible una vez visto el desarrollo de los acontecimientos que no haya sido una mala decisión. España, con la que está cayendo -inflación disparada, cesta de compra encarecida, intereses hipotecarios desatados o precios de la energía por las nubes- no está para cosas como esa.

(Publicada en ABC Córdoba en viernes 24 de marzo de 2023 en esta dirección)

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