En otros términos, pero en el fondo de la cuestión late el mismo sentimiento, se expresa la Junta de Andalucía. La consejera Aguayo ha dicho por activa y por pasiva que las finanzas andaluzas gozan de una salud de hierro, a pesar de que las facturas se amontonan, las intervenidas y las sin intervenir. Se muestra altiva en las reuniones del Consejo de Política Fiscal y Financiera en las que llegó a dar un portazo. Griñán ha dicho tantas veces que Andalucía no necesita ser rescatada, que hemos perdido la cuenta. Al final ha acabado por pedir lo mismo que la Generalitat, poco más o menos, otros 5.000 millones. Pero el gobierno andaluz habla de anticipo de tesorería, de inyección de liquidez transitoria…

La misma cantinela escuchamos en Castilla-La Mancha que necesita 850 millones de inmediato para subsistir. Aquí, añadamos que con razón, se culpa del rescate a los anteriores gobernantes, es decir al PSOE de Barreda que se entrampó hasta las trancas. Hacen lo propio el presidente de Murcia que solicita 528 millones -la cifra no es poca cosa para una autonomía uniprovincial- y el valenciano Fabra que necesita para salir de un atolladero inminente 3.750 millones. En Murcia y Valencia el PP lleva gobernando desde hace tantos años que no tienen a quien echarle la culpa del desaguisado.Por todas partes se emplean eufemismos para evitar decir que han sido rescatados. Nadie quiere cargar con ese estigma. Recordemos que el diccionario dice que rescatar es liberar de un peligro, daño, molestia u opresión.

 

(Publicada en ABC Córdoba el 29 de septiembre de 2012 en esta dirección)

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