La vecindad suele tener componentes opuestos. Existen los buenos y los malos vecinos. Las relaciones pueden ser extraordinariamente buenas o malas, incluso pésimas. Ha sido tradicional la rivalidad entre pueblos vecinos, donde se han vivido curiosas relaciones con repercusiones históricas. Sabemos, por ejemplo, que en la Corona de Aragón durante la guerra de Sucesión hubo pueblos que se decantaron a favor de uno de los candidatos al trono en aquella guerra —el duque de Anjou, que a la postre sería Felipe V y el archiduque Carlos de Austria— por la razón de que, en el pueblo vecino con el que se mantenía una fuerte rivalidad, se había proclamado a favor del otro. Hubo momentos, como en los comienzos de la guerra de la Independencia, en que el patriotismo de los vecinos de un municipio quedaría mermado, según señalaban sus autoridades, si quedaba, militarmente, bajo el mando de las autoridades del pueblo rival. Así lo manifestaban las autoridades egabrenses a las de Córdoba, al indicárseles que su Junta Local de Defensa sería dependiente de la de Lucena. Más allá de acontecimientos de índole histórica, como tomar posición en la guerra de Sucesión o exaltar o disminuir el patriotismo en la de la Independencia, esas rivalidades se manifestaban en asuntos menores —cierto es que en nuestro tiempo esos asuntos han cobrado una importancia desmesurada— como la rivalidad entre los equipos de fútbol locales. Era frecuente el lanzamiento de piedras al autobús y vehículos de aficionados del equipo rival al abandonar la localidad donde se había celebrado el encuentro. Se dan problemas de relación entre vecinos de una misma calle o de un mismo bloque de viviendas y se manifiestan de la forma más variada. Incluso las malas relaciones de vecindad se manifiestan entre empresas que compiten en el mismo ramo de actividad.

Por lo que se refiere a este último aspecto, agentes de la Guardia Civil, con un trabajo encomiable, descubrieron que los 56.000 kilos de aceite de oliva robados el pasado día 30 de agosto en una almazara situada en el término municipal de Carcabuey, se encontraban en los depósitos de una almazara vecina a la que se le había sido sustraído el aceite. Se trataba, según declaraciones del gerente de la almazara robada de un aceite de la mejor calidad que, con el precio que ha alcanzado podía situarse en torno al medio millón de euros. Los agentes que llevaron a cabo la investigación sospecharon que el robo podía haber sido efectuado por personas que tenían conocimiento del negocio oleícola, por alguien que sabía cómo manipular los mecanismos de los depósitos y mangueras y se había llevado a cabo con gran profesionalidad. El descubrimiento del aceite robado en una almazara cercana y que carecía de la documentación necesaria para su venta, llevó a los investigadores a concluir las pesquisas y poner a disposición judicial a varias personas que han sido encausadas.

Las relaciones de vecindad no tienen por qué ser así. Todos conocemos y podríamos señalar casos se amistad, solidaridad o afecto de quienes han llegado a poner en riesgo su propia vida por ayudar a vecinos en dificultades. Pero hay ocasiones en que rivalidades dan lugar a problemas porque la envidia y la codicia son malas consejeras.

(Publicada en ABC cördoba el viernes 1 de diciembre de 2023 en esta dirección)

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